09 enero, 2010

Pereza

No trabajé en domingo,
aunque nunca fui Dios.
Ni del lunes al sábado
porque soy criatura perezosa:
me contenté con mirar las calles
donde trabajaban llorando
picapedreros, magistrados, hombres
con herramientas o con ministerios.

Cerré todos mis ojos de una vez
para no cumplir con mis deberes:
ésa es la cosa
me susurraba a mí mismo
con todas mis gargantas,
y con todas mis manos
acaricié soñando
las piernas femeninas que pasaban volando.

Luego bebí vino tinto de Chile
durante veinte días y diez noches.
Bebí ese vino color amaranto
que nos palpita y que desaparece
en tu garganta como un pez fluvial.

Debo agregar a este testimonio
que más tarde dormí, dormí, dormí
sin renegar de mi mala conducta
y sin remordimientos:
dormí tan bien como si lloviera
interminablemente
sobre todas las islas
de este mundo
agujereando con agua celeste
la caja de los sueños.

Pablo Neruda.

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