Do "Libro de los Abrazos", do uruguaio Eduardo Galeano. A tradução ao português é minha.
Tres días de parto y el hijo no salía: - Tá trancado. El negrito tá trancado - dijo el hombre. Venía de un rancho perdido en los campos. Y el médico fue. Maletín en mano, bajo el sol del mediodía, el médico anduvo hacia la lejanía, hacia la soledad, donde todo parece cosa del jodido destino; y llegó y vió. Después se lo contó a Gloria Galván:- La mujer estaba en las últimas, pero todavía jadeaba y sudaba y tenía los ojos muy abiertos. A mí me faltaba experiencia en cosas así. Yo temblaba, estaba sin un criterio. Y en eso, cuando corrí la cobija, ví un brazo chiquitito asomando entre las piernas abiertas de la mujer. El médico se dio cuenta de que el hombre había estado tirando. El bracito estaba despellejado y sin vida, un colgajo sucio de sangre seca, y el médico pensó: No haynada que hacer.Y sin embargo, quién sabe por qué, lo acarició. Rozó con el dedo índice aquella cosa inerte y al llegar a la manito, súbitamente la manito se cerró y le apretó el dedo con alma y vida. Entonces el médico pidió que le hirvieran agua y se arremangó la camisa.
Três dias de parto e o filho não saía: - Tá trancado. O negrinho tá trancado - disse o homem. Vinha de um rancho perdido nos campos. E o médico foi. Maleta em mão, sob o sol do meio-dia, o médico andou em direção àquela lonjura, em direção à solidão, onde tudo parece coisa do fodido destino; e chegou e viu. Depois contou a Gloria Galván: - A mulher estava nas últimas, mas ainda ofegava e suava e tinha os olhos muito abertos. Me faltava experiência em coisas assim. Eu tremia, estava sem nenhuma idéia. E nisso, quando corri o cobertor, vi um braço pequeninho aparecendo entre as pernas da mulher. O médico se deu conta de que o homem havia estado puxando. O bracinho estava esfolado e sem vida, um penduricalho sujo de sangue seco, e o médico pensou: Não há que fazer. E no entanto, não se sabe por que, o acariciou. Roçou com o dedo indicador aquela coisa inerte e ao chegar à mãozinha, súbitamente a mão se fechou e lhe apertou o dedo com alma e vida. Então o médico pediu que lhe fervessem água e arremangou a camisa.